- La revisión de seguridad nacional en Canadá y una petición parlamentaria en Sudáfrica ponen en pausa el avance de la fusión entre Teck y Anglo American.
La operación que aspira a crear uno de los mayores productores mundiales de cobre —la fusión entre Teck y Anglo American— suma en las últimas horas importantes frenos: una coalición internacional solicitó control parlamentario sobre el acuerdo en Sudáfrica y el gobierno canadiense activó una revisión de seguridad nacional, dejando el futuro de la unión en entredicho.
La señal más contundente provino desde Ottawa. El gobierno de Canadá anunció que la fusión será sometida a una revisión de seguridad nacional, un procedimiento contemplado en la Investment Canada Act para operaciones que involucran activos estratégicos, cadenas de suministro críticas y eventuales impactos en el empleo local. Esta evaluación podría agregar requisitos adicionales, imponer mitigaciones o incluso retrasar la aprobación final.
Además de la revisión de seguridad, la operación ya estaba bajo análisis del regulador de competencia canadiense, preocupado por los alcances del nuevo portafolio combinado y la concentración en segmentos clave de cobre, zinc y otros metales esenciales para la transición energética.
En paralelo, en Sudáfrica se abrió un segundo frente de presión. Una coalición internacional de organizaciones vinculadas a justicia minera, transparencia y gobernanza presentó una petición ante el Parlamento solicitando una revisión formal del acuerdo. El documento plantea preocupaciones sobre el impacto en comunidades, obligaciones ambientales, condiciones laborales y potenciales riesgos para la soberanía económica en territorios donde Anglo tiene operaciones relevantes.
Aunque la fusión cuenta con el respaldo unánime de los directorios de Teck y Anglo American y con recomendaciones favorables de asesores de voto como ISS y Glass Lewis, estos nuevos procesos regulatorios añaden complejidad al escenario previo a la asamblea de accionistas. La operación también debe superar un conjunto de aprobaciones en múltiples jurisdicciones, incluidas autoridades de competencia en América, Europa, Asia y Oceanía.
Para la industria, el resultado no es menor. Una eventual demora o condicionamiento afectaría el ritmo de inversiones, proyecciones de oferta futura de cobre y la reorganización de activos que ambas compañías habían anticipado. En el caso de Chile —donde Teck y Anglo mantienen operaciones relevantes en la gran minería del cobre— un cambio en los tiempos o estructuras del acuerdo podría alterar expectativas en materia de desarrollo de proyectos, relaciones con proveedores y continuidad operacional en el corto plazo.
Mientras avanza el proceso, ambas compañías mantienen su postura pública: la fusión permitiría construir un líder mundial en minerales críticos con sede en Canadá, una cartera fortalecida y mayor escala global. Sin embargo, el nuevo contexto regulatorio sugiere que el camino hacia ese objetivo será más complejo de lo inicialmente proyectado.

