- Chile vivió un ciclo vertiginoso del litio: precios récord en 2022, corrección global y giro estatal con Codelco al centro. Impactos en Antofagasta y Tarapacá marcan la hoja de ruta hacia 2025.
Entre 2022 y 2025, el litio pasó de símbolo de bonanza a prueba de gobernanza. El precio trepó a máximos históricos, se desplomó cuando la oferta global reaccionó, y Chile dio un giro estratégico con el Estado en el centro. En Antofagasta —con el salar de Atacama y Ascotán como ejes— y en Tarapacá —con Quillagua, Hilaricos y Llamara— se juega la traducción territorial de esa política.
Del récord a la corrección
En 2022, el carbonato de litio rozó los US$70.000 por tonelada, convirtiéndose en la segunda exportación minera del país tras el cobre. Ese boom multiplicó la renta fiscal y disparó inversiones. Pero en 2023-24 el mercado global se ajustó: nuevos volúmenes desde Australia, Argentina y China presionaron la oferta, y el precio cayó hasta los US$12.000. La volatilidad instaló la pregunta clave: ¿cómo aprovechar el litio sin repetir ciclos de dependencia?
Estrategia Nacional del Litio
El Presidente Gabriel Boric lanzó en abril de 2023 la Estrategia Nacional del Litio (ENL), con control estatal mayoritario, alianzas público-privadas, tecnologías limpias y fondos regionales. Codelco y Enami fueron designadas brazos ejecutores.
El hito fue el acuerdo Codelco-SQM en 2024: mayoría estatal (50%+1) y 85% de rentas para Chile desde 2031. Albemarle, cuyo contrato va hasta 2043, mantiene diálogo abierto para ajustes futuros.
Proyectos priorizados
La ENL definió bloques estratégicos y de interés con consultas indígenas y decretos CEOL. Por región:
– Antofagasta: Salar de Atacama, Ascotán, Pedernales, Punta Negra.
– Tarapacá: Quillagua Norte y Sur, Hilaricos, Llamara, Coipasa.
Antofagasta: epicentro productivo
Aquí se concentra la producción nacional. SQM y Albemarle operan en el Salar de Atacama, Codelco prepara su ingreso y Ascotán aparece como nuevo polo. La ciudad de Antofagasta busca consolidarse como hub químico, con plantas de carbonato, hidróxido y eventualmente cátodos. El desafío es crecer con menor huella hídrica y bajo consulta indígena efectiva.
Tarapacá: polo emergente
La región se abrió al litio con proyectos en Quillagua y Llamara, y CEOL ya ingresados a Contraloría. La participación aymara es pionera: consulta temprana y acuerdos vinculantes. Tarapacá aspira a diversificar su minería y aprovechar su posición logística en corredores bioceánicos.
Gobernanza y sostenibilidad
Las lecciones son claras: sin consulta indígena real no hay licencia social; la extracción directa y la reinyección serán clave para preservar ecosistemas; y los beneficios deben sentirse en comunas como San Pedro de Atacama y Quillagua, no solo en Santiago.
Los vaivenes 2022-2025 dejaron certezas: el litio es estratégico, cíclico y exige gobernanza territorial robusta. Con Antofagasta y Tarapacá como escenarios, Chile busca transformar el ‘oro blanco’ en bienestar local y reputación global como proveedor confiable y sostenible.
