• Minera El Abra seleccionó 32 iniciativas agrícolas en su Fondo 2025, fortaleciendo comunidades rurales de Antofagasta con recursos y asesoría técnica.

El Fondo Agrícola 2025 de Minera El Abra dio inicio con la firma de convenios por parte de los nuevos beneficiarios. Este año, 32 proyectos de comunidades rurales de Alto El Loa, Quillagua, Tocopilla, Ollagüe y Calama recibirán apoyo para fortalecer su producción, combinando asistencia técnica, insumos y recursos económicos en un esfuerzo por fomentar la agricultura sostenible, el resguardo de cultivos ancestrales y la protección del ganado ante condiciones climáticas extremas.

Con 114 postulaciones recibidas, el programa seleccionó 32 proyectos: 24 individuales y 8 asociativos. Los beneficiarios provienen de distintas localidades con fuerte vínculo agrícola y ganadero. La iniciativa busca no solo inyectar recursos, sino también entregar acompañamiento técnico para una implementación eficiente.

Uno de los beneficiarios, Elver Mollo, agricultor con más de 25 años de experiencia en Chiu-Chiu, compartió: “Hacemos agricultura en hidroponía y nos vimos beneficiados por segundo año, lo cual nos permitirá mejorar un invernadero tecnológico que tenemos como Cooperativa Agrícola Hortiloa”. Su testimonio evidencia cómo el fondo permite innovar en zonas rurales manteniendo la producción activa con tecnologías adaptadas.

Desde Ayquina, el criancero Alfredo Ayavire valoró especialmente el aporte para enfrentar las duras condiciones del altiplano: “Es para la protección de nuestros conejos, llamas, corderos, gallinas y los demás animales, que nos dan el sustento familiar. Producto del terrible invierno, hemos tenido muchas pérdidas de ganado, entonces esperamos con este fondo protegerlos de la intemperie”.

Este fondo, que ya suma cuatro años de ejecución, ha financiado 108 proyectos en la región de Antofagasta, consolidándose como una herramienta de alto impacto para comunidades rurales e indígenas. Su enfoque territorial y participativo ha permitido canalizar recursos donde más se necesitan, generando oportunidades de desarrollo desde el territorio y con identidad.

Además del componente técnico y productivo, la continuidad del fondo ha servido para consolidar organizaciones comunitarias que rescatan prácticas ancestrales, como el cultivo tradicional o el uso de terrazas y canales históricos. También ha fomentado la diversificación productiva, incorporando técnicas como la hidroponía y el compostaje a pequeña escala.

Minera El Abra, operada por Freeport-McMoRan, mantiene desde hace años una estrategia de valor compartido, apoyando proyectos que fortalecen la autonomía económica y resiliencia climática de comunidades en el desierto. Este tipo de inversiones refuerzan la conexión entre el sector minero y el desarrollo agrícola local.

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