• El tratamiento de la epilepsia es de por vida, y no puede interrumpirse ni variarse sin indicación veterinaria.

La epilepsia está dentro de las principales enfermedades de mayor asistencia en las consultas neurológicas veterinarias que se registran a nivel nacional. La epilepsia es un trastorno de la función cerebral que se caracteriza por la presencia de convulsiones recurrentes, es decir, espasmos que se repiten a lo largo de la vida del animal, y que no están causadas por otra enfermedad.

La veterinaria y experta de Gabrica, Isabella Roa (www.gabrica.cl) señala que “existen diferentes situaciones que pueden llegar a ser detonantes para la manifestación de una convulsión. La manifestación de un tumor, la migración de parásitos a nivel cerebral (como es el caso de la dirofilaria immitis), la presencia de enfermedades primarias que puedan desencadenar como efecto secundario un episodio convulsivo (distemper canino, hipoglicemia, encefalopatía hepática, entre otras). Además de causas asociadas a enfermedades, también hay que considerar traumatismos en la cabeza, intoxicaciones, reacciones adversas a medicamentos, o incluso situaciones con altos niveles de estrés, pueden conllevar a su manifestación, aunque no suelen ser tan comunes”.

Según el Colegio Veterinario, se calcula que la incidencia de los procesos convulsivos en la población canina se aproxima al 3%, y dentro de este grupo, en un 80% de los casos el diagnóstico final es de epilepsia, mientras que, en el resto de las mascotas, las convulsiones son síntomas de otro tipo de enfermedades. En el caso del gato, la epilepsia es muy poco frecuente y, generalmente, los felinos que padecen convulsiones suelen tener otro tipo de patología.

No todas las convulsiones se manifiestan de la misma manera. Las formas más comunes son, por ejemplo, cuando el perro sufre una alteración en su nivel de consciencia, se pone rígido, cae al suelo de lado, tiene movimientos de pedaleo con las extremidades, temblores, vómito, masticación con la mandíbula, salivación, dilatación de las pupilas, y defecación y micción incontroladas (puede ocurrir que aparezcan todos estos signos o solo algunos). Además,es frecuente que tanto antes como después de estos signos se observen alteraciones de comportamiento en nuestra mascota.

Pero, ¿cómo un padre de mascota debería reaccionar ante un primer episodio? “Lo más importante es la calma, brindarle un espacio de seguridad a la mascota, de total silencio, evitar sacarlo del estado en el que se encuentra de forma desesperada, y claro está, acudir al médico veterinario de inmediato, donde nos indicará el tratamiento y protocolo a seguir de acuerdo con los resultados de diferentes exámenes para el diagnóstico que se realice”, recomienda la veterinaria de Gabrica.

Cabe destacar que, antes de sufrir convulsiones,el animal puede querer atraer la atención de su dueño, estar intranquilo o, por el contrario, quedarse quieto o buscar un lugar para esconderse. Tras la convulsión el animal puede tener también una fase de hiperactividad o de hipoactividad.

Las primeras convulsiones pueden aparecer, generalmente, entre los 6 meses y los 5 años de edad, siendo más frecuente entre 1 y 3 años. La duración media de una convulsión es entre 1 y 2 minutos, aunque hay casos que pueden ser más extensas. Estas suelen presentarse cuando el can está en reposo, muchas veces durante el sueño, aunque en ocasiones aparecen asociadas a un estímulo emocional (la visita de un familiar, la proximidad de una hembra en celo, etc.).

El tratamiento de la epilepsia en medicina veterinaria se basa en anticonvulsivos. La aplicación del tratamiento debe realizarla siempre bajo control veterinario, así como el seguimiento. Es importante hacer hincapié que el tratamiento de la epilepsia es de por vida, y que no puede interrumpirse ni variarse sin indicación del veterinario. En las perras epilépticas se recomienda realizar una esterilización, pues se ha registrado casos de convulsiones durante el período del celo. Debe tenerse en cuenta que el tratamiento de la epilepsia consigue, en la gran mayoría de los casos, disminuir la frecuencia y la intensidad de las convulsiones, pero estas no desaparecen por completo. “Un tratamiento que no esté dirigido puntualmente hacia el paciente con la condición, simplemente no reduciría la frecuencia de episodios ni disminuiría la duración de estas”, agrega la veterinaria.

En cuanto a la dieta para este tipo de mascotas, la veterinaria de Gabrica, Isabella Roa, indica que, “es importante brindar dietas bajas en carbohidratos, y en lo posible, brindar una dieta lo más natural posible y libre de tóxicos externos, ya que esto podría llegar a ser un detonante adicional para un episodio”.

Asimismo, aconseja la experta que, “es indispensable tener un espacio seguro para ellos, que el lugar de descanso sea cómodo, ya que estos episodios pueden surgir en la noche cuando no exista una persona que este pendiente de la situación. De ser posible, que esta zona de descanso se encuentre cerca de los padres de mascotas para tener mayor control de ellos. Evitar que cerca de su zona segura, existan objetos con los que pueda llegar a lastimarse durante un episodio de convulsiones, y que tenga agua a disposición todo el tiempo, ya que una vez culmina el suceso, estará agotado por la contracción muscular y agitación que se produce durante ese momento».

Ciertas razas de perros tienen una predisposición a la epilepsia como: Pastor alemán, Golden retriever, Labrador, San Bernardo, Cocker Spaniel, Alaska malamute, Husky siberiano, Setter irlandés, Caniche mediano, Border Collie, Fox Terrier, Beagle y Collie. Esto no quiere decir que un perro de cualquiera de estas razas vaya obligatoriamente a padecer esta enfermedad. Cualquier perro, incluso sin raza, también puede manifestarla.

En cuanto a la esperanza de vida de las mascotas que padecen epilepsia, la experta de Gabrica añade que, “esta puede llegar a reportarse entre 6 a 10 años de vida, dependiendo a su vez, de si existe otra enfermedad. Además, dependerá de los cuidados que se manejen durante el episodio convulsivo y de un diagnóstico temprano”.

“Lamentablemente, para la epilepsia no existe una cura, pero sí un manejo de la sintomatología, donde el médico tratante prescribirá manejo farmacológico para el control de los signos y, en algunos casos, reducción de los episodios convulsivos. Poder brindarle a la mascota una vida tranquila y en la medida de lo posible, normal, lo que disminuirá los efectos adversos del episodio” concluye Isabella Roa de Gabrica. Para más información ingresa a www.gabrica.cl

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