- Codelco solicitó a Sernageomin permiso para reanudar actividades subterráneas en zonas no afectadas del proyecto El Teniente, tras el colapso del 31 de julio que dejó seis fallecidos y nueve heridos. La empresa continúa con tareas de limpieza, mantención y presentación de informes técnicos clave para validar el retorno seguro.
Codelco solicitó autorización a Sernageomin para retomar parte de las operaciones subterráneas en la mina El Teniente, luego del derrumbe que costó la vida a seis trabajadores el pasado 31 de julio. La estatal ya entregó los antecedentes requeridos por la autoridad para evaluar un eventual regreso en zonas no afectadas por el accidente, mientras continúa ejecutando labores de limpieza, mantenimiento y revisión técnica.
La compañía busca recuperar paulatinamente su capacidad operativa, hoy severamente golpeada por la paralización. Se estima una pérdida mensual de cerca de 30.000 toneladas de cobre fino, lo que equivale a un cuarto de la producción de la empresa. A la vez, se mantiene el foco en la seguridad estructural y en el cumplimiento de todas las exigencias regulatorias antes de cualquier reactivación.
Tras el colapso en el sector Andesita, un túnel en construcción que aún no iniciaba extracción, Sernageomin ordenó detener completamente las labores subterráneas en la mayor mina de cobre bajo tierra del mundo. Desde entonces, Codelco ha debido responder a múltiples requerimientos técnicos, incluyendo análisis de causa, condiciones de estabilidad y evaluación estructural en zonas no comprometidas.
El proceso ha sido seguido de cerca por la Dirección del Trabajo, que también solicitó informes sobre las condiciones laborales y la protección de los equipos humanos. Desde la compañía aseguran que el retorno se dará solo cuando existan condiciones plenamente seguras. “Nuestro plan de recuperación se desarrolla en un entorno complejo, pero estamos comprometidos con la seguridad de cada trabajador”, sostuvo el presidente del directorio de Codelco, Máximo Pacheco.
En paralelo, la fundición y las plantas de procesamiento han mantenido labores básicas de mantención y limpieza, como el barrido regular de los hornos de ánodos cada dos horas, a pesar de la baja disponibilidad de concentrado. El impacto económico y productivo del cierre ha sido considerable, con efectos visibles en los precios internacionales del cobre y presión sobre la cadena de suministro.
