- La región de Tarapacá y Antofagasta ocupan el primer y segundo lugar en el crecimiento del PIB con una expansión del 9,1% y 7,8% respectivamente, impulsada principalmente por los sectores minero y energético.
El reciente reporte de crecimiento económico nacional, posiciona a las regiones de Tarapacá y Antofagasta como las de mayor crecimiento, donde la minería juega un papel fundamental. La región de Tarapacá experimentó una expansión del 9,1%, con la minería del cobre como principal motor de este crecimiento. Además, la construcción y el consumo de los hogares también contribuyeron positivamente, siendo el gasto en bienes no durables, como productos farmacéuticos y vestuario, un factor clave.
La minería del cobre es especialmente relevante en ambos casos, consolidándose como el pilar económico de la región de Tarapacá. Esta actividad no solo ha contribuido al crecimiento general, sino que también ha influido en la recuperación de la demanda interna. Los factores de oferta han jugado un papel importante, y la tendencia muestra una estabilidad que se espera continúe en los próximos trimestres.
La construcción en Tarapacá también es un sector relevante, contribuyendo a la expansión del resto de bienes. Este sector, aunque de menor impacto que la minería, ha mostrado una gran recuperación, alineada con los esfuerzos nacionales por impulsar la inversión en infraestructura.
Marcos Gómez, gerente general de la Asociación de Industriales de Iquique y El tamarugal (AII), comentó a ChileMinero: “Efectivamente, la región lideró el crecimiento a nivel nacional durante el primer trimestre de 2024, con una expansión acumulada de 9,1%, lo cual es una gran noticia para Tarapacá y su gente. Tal como lo advierte el informe del Banco Central, fueron varios los sectores productivos cuyo rendimiento explica este crecimiento regional, destacando el aporte de sectores como la minería y la construcción, entre otros, además del repunte mostrado por el consumo desagregado a nivel de hogares, que aportó un alza de 1,9% y que repuntó tras varios meses de caída.
Por lo mismo, esperamos que esta tendencia se mantenga durante los próximos años, para los cuales se ha anunciado una importante cartera de proyectos de inversión que, de seguro, ayudarán a que la región mantenga una tasa de crecimiento sostenido y un ritmo de generación de empleos formales que todavía debe recuperar su dinamismo”.
Antofagasta
En la región de Antofagasta, el crecimiento fue del 7,8%, impulsado por la minería, destacándose la extracción de carbonato de litio y cobre. La generación eléctrica también aportó al crecimiento del resto de bienes en la región. El consumo de los hogares creció un 2,3%, alineado con un mayor consumo de servicios, particularmente en transporte, restaurantes y hoteles.
En su reciente visita a Antofagasta a un encuentro organizado por la Asociación de Industriales de Antofagasta (AIA) y Banco Central, Rosanna Costa, presidenta del ente rector monetario, destacó el aporte a la economía de Antofagasta de la Minería y el sector Energético, sobre este último señaló: “La industria energética ha conquistado nuevos espacios de inversión, lo que ha causado este crecimiento para el territorio, generando un impacto positivo en la calidad de vida de la comunidad”.
Por su parte, Fernando Cortez, Gerente General de AIA, agregó que “vemos con optimismo el dinamismo de la economía nacional en los últimos meses, los datos que se han dado a conocer son favorables para nuestra región, pues gracias a sectores preponderantes como el minero y energético, nuestro territorio juega un rol clave tanto en el crecimiento de la economía local como nacional”.
El crecimiento del consumo de los hogares en ambas regiones es un reflejo del aumento del empleo y los salarios reales, lo que ha permitido una mayor capacidad de gasto. En Tarapacá, los bienes no durables han sido los más demandados, mientras que en Antofagasta, el consumo de servicios ha mostrado un mayor dinamismo, indicando una recuperación de actividades de ocio y turismo.
A nivel macroeconómico, estos resultados son coherentes con las proyecciones del Informe de Política Monetaria (IPoM) del Banco Central de Chile, que anticipaban una recuperación gradual de la economía con una demanda interna en crecimiento. La estabilidad de la inflación y las expectativas alineadas a mediano plazo han permitido que la política monetaria se mantenga flexible, apoyando la recuperación económica sin presionar excesivamente los precios.
El contexto global también ha influido en estos resultados. La demanda internacional por cobre y litio, esenciales en la transición energética y la tecnología, ha impulsado los precios y la producción en Chile, favoreciendo las economías regionales que dependen de estos recursos. La reducción de las tasas de interés globales y las expectativas de políticas monetarias más relajadas en Estados Unidos han contribuido a un entorno favorable para la inversión y el crecimiento en las regiones mineras de Chile.