• Un estudio de 1st Quartile Mining revela desviaciones de inversión de hasta 98 % y demoras superiores a dos años en proyectos estructurales en Tarapacá, Antofagasta y Atacama. Expertos advierten impactos competitivos y estructurales.

Los principales proyectos mineros desarrollados en Chile durante la última década muestran sobrecostos históricos y demoras significativas en su ejecución, según un análisis de 1st Quartile Mining. Iniciativas estratégicas como Rajo Inca (Atacama), QB II (Tarapacá), Chuquicamata Subterráneo e Inco Los Pelambres presentan desviaciones que en algunos casos prácticamente duplican el presupuesto original y acumulan más de dos años de atraso, revelando desafíos estructurales que afectan directamente la competitividad del país frente a otros productores globales.

Desviaciones críticas en proyectos estructurales

(Fuente: 1st Quartile Mining)

De acuerdo con el estudio, las mayores desviaciones se concentran en proyectos ubicados en el norte de Chile:

  • Rajo Inca (Atacama): 98 % de sobrecosto respecto del presupuesto inicial.
  • QB II (Tarapacá): 79 % de sobrecosto y más de dos años de retraso.
  • Inco Los Pelambres: 69 % de sobrecosto y más de dos años de atraso.
  • Chuquicamata Subterráneo (Antofagasta): 67 % de sobrecosto, sin fecha clara de término.
  • Mantoverde (Atacama) es la excepción relativa, con una desviación moderada de 8 %.

En materia de plazos, QB II, Inco Los Pelambres y Rajo Inca presentan demoras superiores a los dos años. En el caso de Chuquicamata Subterráneo, la incertidumbre sobre la fecha final de término evidencia la complejidad técnica de su desarrollo.

Causas estructurales en debate

Para comprender las razones detrás de este fenómeno, Chile País Minero consultó a Claudio Valencia, Ph.D., fundador y director ejecutivo de 1st Quartile Mining, autor del estudio que detectó un sobrecosto promedio de 65 % y más de cuatro años de retraso en los principales proyectos mineros chilenos.

Según Valencia, las causas son estructurales y se pueden agrupar en tres grandes ámbitos: complejidad técnica creciente, entornos territoriales más extensos y fallas en las fases tempranas de los proyectos. “Los sobrecostos y retrasos sistemáticos en los grandes proyectos mineros en Chile reflejan causas estructurales profundas. La complejidad creciente de los yacimientos —con leyes más bajas, mayores profundidades y condiciones geotécnicas difíciles— eleva exponencialmente los desafíos técnicos, logísticos y de ingeniería”, explicó.

A ello se suma un entorno regulatorio y territorial más complejo, con múltiples instancias de revisión y participación ciudadana. En Chile, casi ningún proyecto puede desarrollarse sin infraestructura hídrica adicional, como plantas desaladoras o sistemas de uso de agua de mar directo, lo que implica bombear agua a más de 4.000 metros de altura y a distancias que pueden superar los 200 kilómetros. “Esto genera enormes desafíos de infraestructura, energía y tramitación de permisos”, agregó.

Además, los proyectos mineros actuales se despliegan sobre territorios extensos y fragmentados, involucrando infraestructura que atraviesa varias regiones —desde la cordillera hasta la costa—. Esto multiplica los permisos sectoriales, evaluaciones ambientales y procesos de diálogo social, aumentando los riesgos de judicialización, sobrecostos y demoras.

Finalmente, Valencia identifica una falla estructural en las fases tempranas de ingeniería y planificación. Las estimaciones iniciales suelen ser “excesivamente optimistas”, subvalorando riesgos constructivos, de suministro y de productividad laboral. Muchas desviaciones se originan en ingenierías conceptuales poco profundas, que no detectan restricciones sistémicas desde el inicio.

“La disciplina en la gestión de proyectos, el fortalecimiento de las ingenierías tempranas y la integración anticipada de factores territoriales, sociales y ambientales son claves para mejorar la predictibilidad y asegurar retornos competitivos”, concluyó.

El análisis de 1st Quartile Mining se condice con el informe global de riesgos mineros 2026 de EY. Por primera vez, la consultora internacional ubicó la complejidad operativa y el alza de costos como los principales riesgos para la minería global, superando incluso a los factores ESG (ambientales, sociales y de gobernanza).

En el caso chileno, estas presiones globales se expresan con especial fuerza en las regiones mineras del norte, donde yacimientos más profundos, leyes decrecientes, altos costos energéticos y logísticos complejizan la ejecución eficiente de proyectos.

Modernización institucional como respuesta

Desde el Ministerio de Minería, destacan que la cartera de inversiones 2024–2033 asciende a US$ 83.000 millones distribuidos en 51 proyectos, lo que refleja la confianza estructural de las empresas en el país y la solidez de los fundamentos del sector.

La reciente promulgación de la Ley Marco de Autorizaciones Sectoriales, conocida como Ley de Permisología, busca reducir incertidumbres y agilizar procesos. Esta reforma moderniza 380 permisos de 37 servicios públicos, acorta los tiempos de tramitación entre un 30 % y 70 %, y crea una ventanilla digital única, con el objetivo de fortalecer la gobernanza sin rebajar estándares ambientales ni técnicos.

Según la cartera, estas medidas permitirán acelerar la materialización de inversiones y mejorar la competitividad de Chile frente a otros productores.

Desde el sector privado, la evaluación es más cautelosa. “Cuando un proyecto no cumple los plazos de finalización, aumentan los costos del capex y eso genera pérdidas para el país. Gran parte de esta cartera debe pasar todavía por la maldita permisología. Somos escépticos mientras no se mejore la burocracia estatal, que es alarmante”, señaló Manuel Viera, presidente de la Cámara Minera de Chile.

Desafío país

La combinación de sobrecostos estructurales, presiones técnicas globales y burocracia compleja plantea un desafío de fondo: recuperar la capacidad de ejecutar grandes proyectos mineros en tiempo y presupuesto, condición indispensable para mantener la posición de Chile como líder en cobre y litio en un mercado global altamente competitivo.

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