• Por Gonzalo Blanco, Director Médico Técnico de Workmed

En el Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo -que se conmemora cada 28 de abril-, recordamos que proteger la vida y el bienestar de las y los trabajadores es un compromiso irrenunciable. Hoy, en un contexto marcado por la revolución digital, el llamado es a mirar más allá de los cascos, los protocolos y los indicadores tradicionales de accidentabilidad: es momento de poner la salud en el mismo nivel que la seguridad.

Impulsar un enfoque que transforme el “gasto” en salud laboral en una inversión estratégica, es clave para este objetivo. La gestión de la salud ocupacional no puede seguir siendo reactiva ni fragmentada, sino por el contrario, debe ser proactiva e integrada. Hoy, las nuevas tecnologías como la inteligencia artificial, el análisis predictivo y la telemedicina, nos permiten anticiparnos al daño antes de que ocurra y proteger de forma preventiva y proactiva a los trabajadores en su entorno laboral.

Una reciente publicación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), confirma que la digitalización ofrece una oportunidad única para mejorar la seguridad y la salud en el trabajo. Sin embargo, también plantea riesgos si se implementa sin un enfoque centrado en las personas: intensificación del trabajo, aumento de la vigilancia o desconexión entre las tecnologías y las necesidades reales de quienes trabajan.

En sectores industriales altamente exigentes, donde la continuidad operacional es clave y depende directamente del bienestar de los equipos de trabajo, la cultura de la prevención debe evolucionar. No basta con evitar accidentes visibles: necesitamos anticiparnos a enfermedades crónicas, trastornos musculoesqueléticos, riesgos ergonómicos y factores psicosociales que impactan tanto en la salud de las personas como en el desempeño de las organizaciones. Cuidar a las personas no solo es una obligación ética: es también una decisión inteligente para construir organizaciones más sostenibles, resilientes y humanas.

Hoy, más que nunca, el futuro del trabajo debe ser también el futuro del cuidado. Apostemos entonces por una revolución en salud ocupacional que esté a la altura de las transformaciones que vivimos. Que cada avance tecnológico, cada nuevo procedimiento, cada política de bienestar, lleve el mismo mensaje, el de proteger a quienes hacen posible el progreso, que es la mejor innovación que podemos impulsar.

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