- Pese a la caída de ingresos en 2024, la minería global mantuvo utilidades históricas, impulsadas por cobre, oro y aluminio, según McKinsey 2025.
La minería global está viviendo una reconfiguración silenciosa de su rentabilidad. Aunque los ingresos retrocedieron 6 % en 2024, las utilidades se mantuvieron firmes gracias al cobre, el oro y el aluminio, que desplazaron a los históricos líderes —acero y carbón— en los principales pools de valor. El informe Global Materials Perspective 2025 de McKinsey & Company revela que esta transformación no es coyuntural: responde a cambios estructurales en la demanda y a decisiones de gestión que explican hasta el 50 % del rendimiento de las empresas.
En 2024, los ingresos globales de la industria de materiales cayeron a US$ 6,7 billones, tras un fuerte ajuste de precios en acero y carbón térmico. Sin embargo, la minería y los metales mantuvieron un EBITDA de US$ 0,7 billones y márgenes entre 24 % y 31 %, niveles históricamente altos.
La explicación está en la recomposición de valor:
- Cobre, oro y aluminio se consolidaron como los principales motores de utilidades, gracias a precios resilientes y demanda sostenida.
- El acero y el carbón térmico retrocedieron, afectados por la desaceleración en China y la normalización post crisis energética.
A nivel de mercado de capitales, la minería ha superado sistemáticamente a otros sectores:
- El TSR (Total Shareholder Return) del sector creció 3,5 veces entre 2015 y 2024, frente a 2,3 veces del S&P Global.
- La capitalización de mercado del sector se duplicó en la última década, con un cambio en la composición del top 10: descenso de acereras y aumento de productores de carbón chino y metales estratégicos.
Un dato relevante: entre 30 % y 50 % del rendimiento superior en TSR se explica por decisiones de gestión —como productividad, costos y portafolio— más que por precios de commoditiesglobal-materials-perspective-20…. Esto marca un giro estructural: la rentabilidad futura dependerá menos de ciclos y más de gestión eficiente e innovación.
Para Chile, el cobre —que lidera esta nueva estructura de utilidades globales— representa una ventaja competitiva clara, siempre que se acompañe de inversión y productividad.