- El último informe global de Moody’s sobre metales industriales proyecta un precio promedio del cobre de US$ 3,30/lb para 2025-2026. ¿Qué desafíos y oportunidades implica este escenario para Chile?
La reciente actualización de proyecciones de Moody’s Investors Service plantea un nuevo escenario para el mercado de metales industriales. Aunque el informe no menciona directamente a Chile, sus efectos podrían sentirse con fuerza en una economía donde el cobre representa cerca de la mitad de las exportaciones totales.
Según la calificadora, el precio promedio del cobre se reducirá a US$ 3,30 por libra durante 2025 y 2026. El ajuste obedece, principalmente, a tres factores: menor demanda mundial, con énfasis en la desaceleración de China; sobreoferta en ciertos mercados, y condiciones de financiamiento más restrictivas para nuevas inversiones mineras.
En un país como Chile, esa cifra no es solo un dato técnico. Es una señal que tensiona las proyecciones de ingresos fiscales, obliga a reevaluar márgenes operacionales y, sobre todo, llama a repensar la estructura productiva de un sector que, aunque robusto, no es inmune a los ciclos globales.
¿Qué podría pasar en Chile si este escenario se materializa?
Las estimaciones de ingresos públicos podrían ajustarse, particularmente si el cobre cae por debajo del umbral de rentabilidad de faenas maduras como Chuquicamata o Salvador. Codelco, que atraviesa una fase de inversiones intensivas, podría verse presionada a acelerar eficiencia y reducir costos sin sacrificar producción.
En el ámbito privado, proyectos como Nueva Centinela (AMSA) o Quebrada Blanca 2 (Teck) seguirán adelante, pero nuevas expansiones podrían entrar en pausa si el mercado no ofrece señales claras de recuperación. Y si bien no se anticipa un freno inmediato, la mirada se vuelve más conservadora en un contexto donde el retorno de inversión toma mayor peso.
Por otro lado, este contexto también abre oportunidades. La presión por eficiencia puede acelerar la transformación tecnológica de las operaciones y generar un nuevo impulso al valor agregado: fundiciones más limpias, inversión en reciclaje industrial, integración con energías renovables. Incluso en tiempos difíciles, Chile puede avanzar en su ambición de liderar una minería verde y sostenible.
Moody’s no menciona a Chile, pero el mensaje es claro para todos: los tiempos del súper ciclo han quedado atrás. El cobre seguirá siendo fundamental, pero ya no como salvavidas automático de la economía. La resiliencia vendrá de la diversificación, de la inversión en innovación, y de una gobernanza que se anticipe, no que reaccione.
El Chile país minero, hoy más que nunca, debe leer entre líneas lo que el mercado está diciendo.
