- Transelec reconoce inconsistencias en registros tarifarios y ofrece devolver diferencias. Nueva arista en la crisis eléctrica obliga a revisar la gobernanza energética chilena.
La polémica por los cobros indebidos en las cuentas de luz sumó una nueva capa de complejidad. Mientras el Gobierno aún gestiona los efectos del error detectado en la metodología tarifaria de la Comisión Nacional de Energía (CNE), Transelec, principal empresa de transmisión eléctrica del país, confirmó que detectó inconsistencias en sus registros de instalaciones, con posibles efectos sobre los cálculos tarifarios del segmento de transmisión.
En una declaración pública emitida el 20 de octubre, la compañía aclaró que su caso no está relacionado con la duplicación del IPC que infló las boletas de los usuarios regulados, sino con una revisión interna de sus inventarios técnicos realizada “hace más de un año”, en el marco de un proceso de mejora continua. Lo que emerge aquí no es un nuevo error del regulador, sino un autorreporte corporativo de una falla contable dentro del componente tarifario de transmisión, regulado por la Ley de Transmisión de 2016.
Según la declaración, Transelec comunicó a fines de 2024 esta situación al Ministerio de Energía, a la CNE y al Coordinador Eléctrico Nacional, “de manera oportuna y voluntaria, incluso antes de dimensionar completamente el alcance del problema”. La empresa habría solicitado que se adoptaran “las medidas necesarias para corregir a la brevedad el nivel tarifario y restituir los montos correspondientes a los clientes finales”.
La raíz del asunto, de acuerdo con la compañía, está en la complejidad del proceso tarifario que impuso la ley de 2016, la cual obligó a todas las transmisoras a detallar y valorizar minuciosamente cada instalación eléctrica del sistema nacional. En ese levantamiento, explicó la empresa, se detectaron “inconsistencias positivas y negativas” en la información registrada: algunas subvaloraban y otras sobrevaloraban instalaciones, afectando el cálculo del valor anual de transmisión. “Desde entonces, Transelec ha mantenido colaboración activa con las autoridades y ha promovido que las correcciones se implementen con celeridad, precisión y justicia, en estricto apego a la normativa”, señala el texto oficial.
La compañía también reafirmó que su actuación “ha estado guiada por los principios de responsabilidad, transparencia y rectitud”, y que mantiene el compromiso de devolver íntegramente las diferencias que correspondan a los clientes finales, coordinándose con el Gobierno y la CNEDeclaración Pública 20 octubre …. En otras palabras, la mayor transmisora del país se autodenunció, informó con antelación y ofreció restitución total, una conducta que contrasta con la pasividad que marcó la crisis de las tarifas de distribución.
Un segundo frente para la institucionalidad eléctrica
El caso Transelec marca un punto de inflexión: ya no se trata de un error puntual de fórmula, sino de un problema estructural en la gestión de información técnica y contable del sistema tarifario chileno. La simultaneidad de ambas situaciones —el error de cálculo del IPC y las inconsistencias en transmisión— pone en entredicho la capacidad del Estado para auditar de manera integral los procesos tarifarios que determinan cuánto paga cada chileno por la electricidad que consume.
Para el sector energético, la diferencia entre distribución y transmisión no es trivial: mientras el primer caso afectó directamente las boletas de los usuarios regulados, el segundo impacta el precio base del transporte de energía que se traspasa al sistema en su conjunto. En ambos escenarios, la consecuencia es la misma: la confianza pública tambalea.
El valor político y técnico de esta autodenuncia es relevante. Transelec no espera sanción, sino coordinación; no enfrenta acusaciones, sino escrutinio. La transparencia con que comunicó el hallazgo en 2024 la aleja del perfil de crisis, pero pone al descubierto la fragilidad institucional que permite que inconsistencias técnicas se mantengan durante largos períodos sin ser detectadas por los organismos fiscalizadores.
Responsabilidad y trazabilidad, las nuevas urgencias
El discurso de “error aislado” ya no es sostenible. Chile enfrenta hoy una alerta sistémica sobre cómo se calculan, validan y corrigen los precios de la energía. Si las empresas detectan fallas antes que el propio Estado, el problema no es solo técnico: es de gobernanza.
El caso Transelec agrega un matiz inédito. Por un lado, muestra un comportamiento preventivo y cooperativo del sector privado. Por otro, subraya la necesidad de capacidades públicas sólidas para auditar información cada vez más compleja. La Ley de Transmisión de 2016 modernizó el marco regulatorio, pero también lo hizo más técnico y, por ende, más vulnerable a fallas humanas y asimetrías de información.
Lo que sigue dependerá de la respuesta del nuevo biministro de Energía y Economía, Álvaro García, quien ahora deberá manejar simultáneamente dos procesos correctivos: uno en distribución (CNE) y otro en transmisión (Transelec). La prioridad, según fuentes del sector, será asegurar que los ajustes no se dilaten ni afecten la estabilidad financiera de las empresas, pero que se apliquen con transparencia total y trazabilidad verificable.
Energía, confianza y ciudadanía
El ciudadano promedio no distingue entre distribución, transmisión o generación. Lo que ve es una boleta. Y en semanas donde la palabra “error” domina la agenda eléctrica, la percepción de desconfianza se expande rápido. En este sentido, el gesto de Transelec de reconocer inconsistencias y ofrecer devolución puede contribuir a restaurar credibilidad, siempre que la autoridad lo gestione con igual celeridad y rigor.
La energía es infraestructura crítica. Sin confianza en su regulación, todo el modelo se debilita. Lo ocurrido con la CNE y ahora con Transelec no son accidentes aislados: son síntomas de una institucionalidad que necesita fortalecimiento urgente. Y aunque esta vez la empresa actuó con responsabilidad y proactividad, el mensaje final es inequívoco: los números deben cuadrar, pero también debe cuadrar la confianza.