- Un equipo triaxial único en Latinoamérica, instalado en el Idiem de la Universidad de Chile, permite evaluar suelos de gran tamaño sometidos a altas presiones, clave para el diseño seguro de obras como tranques de relave o presas hidráulicas.
Con capacidad para ensayar probetas de hasta 1.500 kilos y presiones de confinamiento de 2.000 kPa, el triaxial gigante del laboratorio de geotecnia del Idiem se ha convertido en una pieza clave para los proyectos mineros y energéticos más exigentes del continente. El sistema permite caracterizar materiales de gran tamaño que no pueden ser evaluados por métodos tradicionales, entregando evidencia empírica esencial para la seguridad estructural.
Desde el laboratorio del Idiem, en la Universidad de Chile, un equipo triaxial de proporciones excepcionales está marcando una diferencia en los estudios geotécnicos para obras de gran escala. Diseñado por el Centro de Investigación, Desarrollo e Innovación de Estructuras y Materiales, este instrumento es uno de los tres existentes en el mundo y el único en América Latina. Su principal virtud: permitir el análisis de partículas de suelo de hasta seis pulgadas, muy por sobre el estándar de 1,5 pulgadas habitual en estudios convencionales.
“El equipo triaxial caracteriza material para obras de mayor envergadura, permitiendo tener un resultado basado en evidencia empírica para el diseño de un muro o talud, aportando certeza a la seguridad del diseño”, afirma Pablo Cárcamo, jefe del laboratorio de geotecnia del Idiem.
La capacidad de análisis del triaxial gigante va mucho más allá de lo habitual. Mientras los ensayos estándar utilizan probetas de entre 1 y 15 kg, este sistema trabaja con probetas que pesan entre 150 y 1.500 kg, con diámetros que alcanzan los 100 cm y alturas de hasta 180 cm. Además, el equipo se complementa con ensayos de compactación y consolidación edométrica, abarcando diámetros de hasta 100 cm.
Uno de los hitos más relevantes del laboratorio se vivió en 2009, cuando se recibió un encargo internacional inédito: 12,9 toneladas de suelo provenientes desde Kyrgyzstán, a más de 23.000 kilómetros de distancia. El material, destinado a uno de los mayores proyectos de oro del mundo, viajó hasta Santiago para ser analizado en este sistema, dada la imposibilidad de evaluarlo en su país de origen.
El objetivo de los ensayos es proyectar la estabilidad estructural de obras como tranques de relave, presas hidráulicas o taludes mineros. Las pruebas simulan condiciones reales mediante presión de agua y una tensión vertical controlada por bombas hidráulicas de alta precisión. El circuito de control emplea sensores, manómetros de precisión y reguladores de presión que permiten una medición rigurosa de cada variable.
“Los estudios geotécnicos dependen del tamaño de la partícula. Habitualmente, el rango normal no supera los áridos o arena de la playa. Pero para obras de gran minería o energía, esa capacidad es una limitante. Nuestro triaxial llega hasta seis pulgadas, lo que hace posible evaluar materiales de gran tamaño”, detalla Cárcamo.
Los resultados obtenidos permiten conocer el comportamiento mecánico, capacidad de deformación y drenaje de los suelos, aspectos fundamentales para la toma de decisiones de ingeniería y diseño. Proyectos de Chile, Perú, Argentina, Colombia y otras regiones confían en esta tecnología para validar la seguridad y eficiencia de sus obras críticas.
