Ante 5.000 ariqueños en las graderías, el juez del partido entre San Marcos y Copiapó, con una tremenda personalidad, le anuló dos goles a Los Bravos y el público quedó estupefacto. Aparte de la ira contenida y algunos gritos desesperados, no hubo mayores incidentes.
El árbitro Claudio Díaz ni se despeinó con la audacia de anular dos goles al cuadro local ante una multitud que pudo haber reaccionado de otra forma. Algunos comentaristas dicen que fueron jugadas muy polémicas, con un par de milímetros de posiciones adelantadas que ni siquiera el VAR habría detectado (el VAR no existe en el Ascenso).
Además el juez Díaz se equivocó rotundamente al no expulsar en Copiapó a Matías Gallegos y a Thomas Jones, por violentas agresiones que fueron vistas por todo el estadio. En el balance del arbitraje se debe decir que fue pésimo y perjudicó notablemente a San Marcos de Arica.
A juicio del periodista deportivo Hugo Canales, el entrenador de San Marcos, Germán Cavalieri, no encontró una oncena titular que interpretara correctamente su plan de juego.
“Por obligación tuvo que modificar su oncena inicial, y se le pasó la mano. Por problemas físicos no jugaron el volante mixto Augusto Barrios y el lateral derecho Cristóbal Guerra. Había que hacer dos cambios, y Cavalieri hizo tres. Diego Plaza reemplazó a Barrios, Alejandro Contreras a Guerra y Marcos Camarda a Dhidier Pereira. Plaza no es volante mixto como Barrios, Contreras no es lateral derecho como Guerra y Camarda es muy distinto a Pereira y muy parecido a Melivilú, tanto así, que este último terminó jugando fuera del área. Entonces San Marcos jugó con cuatro defensas centrales, sin volante mixto y sin expertos atacantes por las bandas”, dijo el experto Hugol.